martes, 17 de mayo de 2011

LA EXISTENCIA


Hube de nacer un día

En un instante cualquiera.

He de morir, también, cualquier día

En un momento cualquiera,

Porque no soy eterno.

Nací porque sí,

No fui ni siquiera una idea,

Como tampoco un pensamiento.

Soy algo impensado, quizás un desacierto.

Obedezco a un nombre,

Que alguien me puso como a cualquier perrito.

También soy un número,

El de la cédula y todos los carnés,

El del teléfono y el de la entrada a la casa mía.

Figuro encabezando un número,

En el registro estadístico,

Como un dato puramente periodístico.

Entre el nacer y el morir,

En medio de la luz y la oscuridad,

Me debato en comenzar sin camino,

Debo aprender a vivir y nadie me puede enseñar,

No me fío de ninguno,

Porque todos están perdidos,

Dan vueltas y revueltas alrededor de sí mismos,

Y el norte geográfico no es el norte mío,

Y como nadie nació aprendido,

Debo confiar en mi razonamiento.

Yo seré el maestro,

Yo seré el camino,

Yo seré el puerto de la llegada mía.

No puedo pensarme antes de conocerme,

Acudo, entonces, a mi imaginación,

Para inventarme como un sueño,

Mientras soy prisionero de las formas mías

Como una crisálida,

Que habilita sus alas,

Para iniciar el vuelo en busca de sí misma,

En forma de mariposa.


JAVIER ISAZA SANTOS

Biblioteca EL TUNAL

Bogotá D.C. Agosto 2010