martes, 24 de agosto de 2010

Diego Alarcón


Poeta anarquista amigo entrañable de la cerveza quien le ha inspirado en más de una ocasión a escribir versos que va encontra de las reglas establecidas por una sociedad castradora de ilusiones.

Las mujeres le han abandonado en numerosas ocasiones y sin embargo sigue empesinado en amarlas aunque solo quede de ellas el leve rastro del instante atrapado en un verso,a participado en talleres de literatura y en numerosos recitales representando a la biblioteca publica tunal,dispuesto esta a seguir creyendo en la validez de su escritura y la sobrevivencia de sus versos al olvido fatidico de un mundo que guarda a los poetas en bahules oxidados tan corroidos como el aire que respiramos en esta ciudad.


LA PREGUNTA ALTRUISTA

¿Cómo puedo hacer para mejorar el mundo?
Un pequeño poema
puede ser un paso en la eternidad
pero no produce un cambio sustancial,
eso en el mejor de los casos
si de cuando en cuando
solitarios alcohólicos lo leen.

La historia de los anónimos
se dilata entre choferes de bus coléricos
panaderos malhumorados,
asesores comerciales insufribles,
desarrapados hambrientos
prostitutas resabiadas
y cantineros que pretenden
vivir del agujero negro
que cuelga de la entraña de sus clientes.

Los que chasqueando sus dedos
dominan el mundo son:
Banqueros, mafiosos, generales,
Clubes de fútbol violentos,
morenos gigantes de NBA,
columnistas inescrupulosos,
la artimaña de Hollywood,
Isla Caiman, Wall street,
Microsoft, carros BMW
de suspensión perfecta,
y totalitarios fascistas,
que descienden de montañas antioqueñas
o deliran con ser la reencarnación demoniaca
de un criollo que pudo ser amante de Napoleón.

Y el amor se desgarra en cada esquina,
y tu vida es menos sagrada que un zapato,
y te la pasas conectado a un computador,
hablando con fantasmas
o con asesinos seriales,
mientras escuchas las mismas canciones tristes,
y redundo pero el amor se desgarra en cada calle,
y nadie habla de Verlaine,
enloqueciendo a Rimbaud y viceversa,
o de Sa- carneiro y su nostalgia,
o de Poe con sus amores inefables,
o de Nietzsche con sus frasquitos llenos de medicinas,
No se entona vailente a Discepolo,
para que Dios no piense que notamos
la porquería que es la Tierra,
el orgullo vence al abrazo del amigo
mientras la virgen pierde el tono
iinmaculado de su cera.

Termino este escrito
sin dar respuesta a la pregunta
que lo inicia,
Sin si quiera saber
si es poesía o prosa
o vislumbrar posible futuro
en que algún jodido humano
perdido en tiempo y espacio
harto de morir lo lea.

Diego Alarcón

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