viernes, 2 de diciembre de 2011

Gustavo Tatis Guerra


Su infancia transcurrió en los patios de Sahugún (Córdoba), su ciudad natal y Monteria. Ha publicado cuatro poemarios: Conjuros del Navegante (1988), El Edén Encendido (1994), Con el Perdón de los Pájaros (1996) y He Venido a ver las Nubes (2007).

Es autor del libro La ciudad amurallada - Cronicas de Cartagena de indias, galardonado con el Premio de Periodismo Simón Bolivar en 1992 y coordinador del suplemento dominical del diario El Universal. Dirige el taller de crónica de la Universidad de Cartagena.

HERÁCLITO

Nadie se baña dos veces en la misma lluvia.
La lluvia es un río de pie
que derrama todos los secretos del cielo
Limpia la soledad de los ángeles y devuelve peces
guardados en las nubes.

Lava mis pensamientos en mi refugio
silencioso de la montaña
soy como el niño descalzo bajo la lluvia
el hacedor de preguntas se detiene bajo el agua
y sabe que algo maravilloso puede ocurrir
si la piedra suspende su silencio y empieza a revelar
lo que aconteció la noche antes de la vida
los efesios me llaman El Oscuro
tal vez porque descifro enigmas del cielo y de la tierra
porque bebo agua fresca en la cuenca de una piedra
porque me alimento con un poco
de harina de centeno
porque aprendi a esperar
como un recién nacido
hasta encontrar lo inesperado.

ENSALMO

Quiero que sepas que el poema puede curarte
como esas flores y raíces del bosque.
Como esos secretos de la selva virgen
puede sanarte ese dolor que sientes
más allá de ti
El poema es un ensalmo
un talismán
para que tu soledad resplandezca
en el abismo de mis manos.

EL SOÑADOR DE BOSQUES

Los árboles no duermen
A través de sus sombras viajan y recuerdan
reconocen la mano que guarda sus silencios
y cuando la brisa pasa se inclinan a saludar.

Bajo la tempestad escuchan la agonía
de los árboles viejos
y saludan desde sus orillas inmóviles
el sereno esplendor de la caída.
Saben que el hombre que vino anoche y los abrazó
guarda en su interior la antigua sabia
de los orígenes,
Tal vez jamás vuelvan a verse
pero el siempre llevará
la secreta sombra de un corazón plantado
en el viento,
una raíz secreta que cada día lo acercará
más al cielo.

PADRE

Un pajaro oscuro
de sigilosa dicha
aletea sobre tu frente
en tu alma de niño
que juega
a repetirme.

ORACIÓN

Dame, oh Señor
La inocencia de las bestias.
El corazón salvaje de las ballenas.
La mirada clara y antigua
de los caballos.
La intuición de los delfines.
El amor de los tigres.

Soy demasiado pequeño
para que me toques
con la yema de tus dedos.

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