viernes, 30 de abril de 2010

EL POCILLO

Antes de servir el chocolate
pienso en la oquedad del pocillo
en su nada útil y anónima
su blanca espera sin tregua.

Poseída por el líquido oscuro
su esencia desaparece por un instante.

Mis labios acarician su borde...

Volverá vació y sucio
Aa recibir la caricia del agua que lo redime.

A prepararse al rito
y mostrar en silencio
la importancia infinita
del vacio y las ausencias.

Rausan Arenas.

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